domingo, 29 de junio de 2014

Historia y Tradición... Las esclavas del Libertador.





La colonización inició el uso de los esclavos especialmente los negros, en las diferentes áreas de la economía minera, agrícola y ganadera, como también  en la servidumbre de las familias de los criollos, encargadas de la cocina, limpieza de la residencia, de la crianza y  primera educación de los niños que iban a constituir la clase dirigente; los negros esclavos recibían el apellido de los amos que demostraban su capacidad económica según la cantidad de esclavos que tenían. Las negras portaban los domingos los cojines con que se arrodillaban las damas en la misa; los negros esperaban en la Plaza Mayor.

 La sociedad estaba jerarquizada; en primer orden las autoridades civiles y eclesiásticas, seguido de los blancos terratenientes, después los pardos, luego los indios encomendados y sometidos y por último el negro en esclavitud. Doña María de la Concepción Palacios, al dar a luz  el 24 de julio de 1783,  a Simón, su cuarto hijo, por lo delicada de salud, no pudo amamantarlo, actividad realizada durante los cinco primeros meses por una vecina llamada Inés Mancebo, nacida en Santiago de Cuba, esposa de Fernando Miyares, oriundo de la misma ciudad, Gobernador de Barinas, fundador de San Fernando de Apure y capitán general de la provincia de Venezuela. 

Inés había dado a luz a Úrsula, futura esposa del general realista Ramón Correa. De la servidumbre de la familia Bolívar Palacios, dos de ellas, Hipólita y Matea de ascendencia del Congo, dejaron honda huella en el Libertador desde su niñez hasta sus últimos días: HIPOLITA. Nacida en  San Mateo en 1763, costó trescientos pesos, casada con Mateo también de la servidumbre de la familia Bolívar de la hacienda Santo Domingo de Macaire en Caucagua; una vez que dio a luz en San Mateo a Dionisio, fue llevada a Caracas para completar la lactancia del niño Simón; utilizaban pañales traídos de Holanda, Bolívar la consideraba su segunda madre. En correspondencia dirigida desde Cuzco el 10 de julio de 1825 a su hermana María Antonia le dice:…Te mando una carta de mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere, para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida”. Al regresar a Caracas triunfante en 1827, después de la Campaña del Perú, entre la gente que estaba en las calles saludando y dándole vítores, se encontraba Hipólita; Bolívar al verla desmontó y emocionado fue a abrazarla.  Dionisio, con el grado de sargento participó en la batalla de Carabobo.

 El Libertador había dado la libertad a sus esclavos en 1821. Hipólita fallece en Caracas el 25 de  junio de  1835, sus restos fueron enterrados en el panteón de la Santísima Trinidad en la Catedral de Caracas, propiedad de la familia Bolívar el 31 de julio de 1975. MATEA. Nacida en el hato El Totumo propiedad de la familia Bolívar ubicado en  San Juan de Tiznados-Guárico el 21 de septiembre de 1773, a los doce años es llevada a Caracas para encargarse como aya del niño Simón. Al morir Doña María de la Concepción, Matea se traslada a la residencia de María Antonia, casada con Pablo Clemente Francia Palacios. El joven Bolívar se casa en Madrid en 1802 con María Teresa Rodríguez del Toro, al regresar a Caracas se radica  durante poco tiempo en casa de su hermana María Antonia, siendo atendidos por Matea, quien los acompañará a la hacienda de San Mateo hasta la prematura muerte de María Teresa  a causa de fiebre amarilla el 22 de enero de 1803. Estará Matea en San Mateo con María Antonia el 25 de marzo de 1814, cuando  Boves rodeaba el sector para avanzar sobre la parte alta defendida por el capitán Antonio Ricaurte, quien heroicamente se inmolo. La crisis  vivida a causa de la guerra, obliga a María Antonia, a Juana y Matea trasladarse a Curazao, atendidas en una residencia conocida como “El Octagón”; de allí se dirigen a La Habana, para regresar a Venezuela en  1823; Matea atendía al Libertador  cada vez que se movilizaba hacia Caracas. A la muerte de María Antonia, Matea se muda para la casa de Valentina, hija de María Antonia. 

La negra sufrió mucho al conocer la muerte del Libertador; tuvo la honra de ser llevada de manos del presidente Antonio Guzmán Blanco el 28 de octubre de 1876, a los actos realizados en el Panteón Nacional en ocasión de colocar los restos del Padre de la Patria, ella colocaría una ofrenda floral. Durante sus últimos días, pidió que le colocaran en su cuarto un retrato de Bolívar; fallece el 29 de marzo de 1886 a los ciento doce años. Sus restos fueron colocados en el Panteón de la familia Bolívar en la Catedral de Caracas el 31 de julio de 1975.




Por;
Eumenes Fuguet Borregales E.·. V.·. M.·. 2002
de la R.·. L.·. Sol de América Nº 37
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General de Brigada.
Miembro de Número de la Academia de la Historia del Edo. Carabobo.
Miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
Miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia Militar de Venezuela.
Director de la Revista Internacional "Historia y Tradición".

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