martes, 23 de junio de 2015

En Honor a un bardo amigo, D. Horacio Biord Castillo, Con motivo de su ascensión a la presidencia de La Academia Venezolana de la Lengua (AVL)



Por; Dr. Ricardo León Celaya.


"Horacio Biord Castillo ocupa el Sillón Letra “I” de la Academia Venezolana de la Lengua (AVL), fue electo como Presidente para el período 2015-2017."

Biord es investigador y jefe del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), donde además creó y dirige el Laboratorio de Etnohistoria y Oralidad. También es Individuo de Número de la Academia de la Historia del Estado Miranda y miembro fundador de la Asociación Venezolana de Historia Oral.

Desde acá nuestro saludo y felicitación al asumir tan importante y digno cargo, de lo cual estamos seguros hará brillar con todo el esplendor de la lengua castellana.

MI EPÍSTOLA A UN BARDO AMIGO, HORACIO BIORD CASTILLO, LUEGO DE LEER SU POEMARIO RetaZos

Por; Dr. Ricardo león Celaya

Horacio, he decidido incorporar al gozo del 24 de diciembre de 2012, la lectura y opinión acerca de una de tus obras. El Retazo, es una parte de, es un proviene de, sin importar su tamaño, forma, textura, color y su luz. Pero, lo embelesante de un retazo, es su utilidad para completar o complementar donde quien posee el retazo, lo considere necesario, para incursionar en la búsqueda del borde del paisaje. El retazo es sublime, como lo es el principio de la complementariedad: Nuestro amado Jesús, es feliz porque tiene su cruz y nuestra Cruz, es feliz porque tiene a Jesús. Por ello, en tu obra aprecio la belleza del contemplativo cielo de la tarde, agotado por la incansable vigilia del día. Tú maravilloso esfuerzo, porque de noche se ve algo más, utilizando Horacio, la preciosa figura del silencioso cielo, de las estrellas sin dormir y sollozante. Pero, acompañado, lo cual, te deslastra de egoísmos. Magnificas la luz del Dr. Zhivago, cuando comprendió, que por la contrariante postura a la convivencia, hermandad y afecto por la búsqueda incesante de oligarcas, mantuanos, ricos, apátridas y    contrarrevolucionarios, hubo de continuar con su Apostolado Médico, llamado por el campo, lejos de una ciudad, donde se desplegaba una sociedad incomprensible. Entre voy a inventar una palabra y voy a inventar la palabra, hay una gran diferencia y distancia. Nuestro amado Dios, nos otorgó el atributo de la palabra para la Confesión, la Liturgia y la Homilía. Pero tú, con ese maravilloso talento e inteligencia, decides inventar una palabra para decírsela al viento y nombre la vida. Probablemente Horacio, con tu intento, logres que el inquieto y acariciante viento se  detenga y decida conversar contigo, allí desearíamos estar todos los que te queremos, para disfrutar ese acontecimiento y confirmar que el viento habla y que no ocurra, como el hombre que fue varias veces a la montaña a solicitar hablar con nuestro Dios, sin darse cuenta que solo al subir a pie de cuesta, Dios nos abraza. Tu voz, es la palabra hecha canto, armonía, tonos, ritmo y por ello, el Athos, el estado de ánimo, el susurro al cercano oído del mundo, capaz de arañar el grito, elevado por encima de las cumbres, para solicitar la presencia del hombre bueno y justo.

Una rosa, delicia del jardín, conociendo, que toda rosa es una flor, pero no toda flor es rosa y en tu Retazos, me trasladé al disfrute de la melodía de ese famoso guitarrista y cantautor español, Alfredo Molina, quien con su voz, nos regala: Una rosa y un jazmín/se enamoraron un día/pero agotaron sus vidas/para irse del jardín, donde presos, los tenían. Horacio, te acompaño en decir lo indecible, no hacerlo es cobardía, y la cobardía nació para arrodillarse ante el talento y la fundamentación. La única premisa, es ser dueño de la prudencia y la razón. En tu ruego de la montaña de Acércame a Dios, es el ruego del hombre humilde, sin egoísmo, que ruega con la fragancia del Romeo, y yo te presto la Menta y la Artemisa, quien por cierto, demuestra su rubor ante el roce de la mano amiga, entrando en un corto pero sereno letardo, privilegiando así, esta hermana de Apolo, acompañante de Ciro, el Centurión y salvadora de Hipócrates de Apoloronis, la hermosura de la condición humana. Así tenemos las testimoniales plantas aromáticas desde el inicio del mundo. Lo hermoso es, que Dios, al que damos trabajo por la frecuencia de nuestros pecados, con suavidad transita y aparta las montañas para estar con nosotros. Admirado Horacio, Gracias por tu tesoro, que has colocado en mis manos y además, por el gratificante obsequio de tener a  este humilde campesino de las Bondadosas Sabanas de San Jerónimo de Guayabal, en un rincón de tu abrillantado cofre de los amigos.


Con mi afecto, al hermano

 San Jerónimo de Guayabal, 24 de diciembre de 2012.     

Dr. Ricardo León Celaya




 

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